sábado, 22 de noviembre de 2008

Un descanso, nos vemos bajo el puente.

Necesito un descanso,
pero esta sociedad no me lo permite,
bueno, en realidad sí me lo permite, pero a un alto precio.

Pensé en vernos debajo del puente, abandonarlo todo y encontrarnos allí. Con nuestra manta como único equipaje.
El otro día estuve esperando por si el destino te llevase hasta allí, mirando como el agua de mi pequeño río avanza sin parar y cuanta vida guarda en su interior. Siempre lo he mirado con sumo amor y respeto.
Ahora me doy cuenta que en otro tiempo él fue mi amante y mi guardián, cuando todavía los dos estábamos en estado natural, entonces, yo no era consciente de su arrullo mientras jugaba con él en su orilla, en la parte interior de la curva, donde siglo tras siglo él fue colocando un sin fin de sedimentos varios.
Era el paraíso...lo más preciado eran aquellas piedrecillas y arenas de lo más variado en cuanto a tamaños y colores...
Para alcanzar aquella paradisíaca orilla, tenía que cruzar haciendo grandes esfuerzos, saltando de piedra en piedra…aunque parecieran estar estratégicamente colocadas para mí.
Tantas tardes me pasé construyendo canales, playas, piscinas, embalses, puentes, casitas para larvas y demás bichitos…autenticas ciudades acuático-terrestres… pasaba la vida mientras construíamos un pequeño universo solo conocido por el río y por mí, transcurrían las horas como si el tiempo no existiera y lo único real fuese aquel desconocido universo que estábamos creando…
…cuando el sol comenzaba su retirada, la voz de mi madre me buscaba… y yo sellaba el momento vivido con una profunda mirada a aquel universo, batiendome en retirada, mi complice y yo nos despediamos sin palabras satisfechos del tiempo vivido juntos, y como recompensa, esta vez él me ayudaría en la gran misión de volver a cruzarlo y salir corriendo para regresar a casa...

…es un recuerdo tan lejano, que a veces juraría que no era yo aquella personita. Me temo que la han ido matando.

Ahora, sentada en la orilla, envuelta en mi manta, contemplo el agua pasar, en su incesante viaje… deseando convertirme en una hoja seca que se deja caer al agua, dejarme acariciar por ella, abandonarme al arrastre de su viaje y así alejarme de mí y poder descansar en paz.

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