De verdad, no sé, tal vez sea cosa de que me hago mayor o de que no paro en los locales adecuados, del momento que estoy pasando, de mis circunstancias, pero ayer me sentí como un pez fuera del agua, mis agallas se inactivan y mudan de color. Después del cine debí de haberme ido para casa, no, no…ojala que después de ver “Agallas” me hubiese metido a ver “Gordos”, aaahhh, dios mío…pero es que la imagen lo es todo? Calculo que en la noche, al menos la primera impresión, es el… ¿90%? ¿me paso? Me quedo corta? Pero no solo es eso, la gente suele tener sus círculos cerrados, sus grupos hechos… me parece increíble que sea tan difícil hacer amigos después de los treinta, cuando en teoría todos deberíamos de saber más de la vida y quitar los dichosos fuertes amurallados que tenemos. Y tampoco es que seamos muchos los que andamos pululando por ahí. Y bueno, estoy dramatizando, que tampoco son así las cosas, y hoy es domingo, y tengo todo el día para mí, y tantas cosas que quiero hacer…pero ¿de qué me quejo?
Creo que voy a rememorar un rato del sustancioso sábado de la semana pasada…bueno, sustancioso a ratos, quizás hasta las cinco de la mañana cuando más, hora en la que mi amiga “más intelectual” se quiso retirar, yéndose así el medio que yo tenía para regresar a casa, pero claro… a mi, que hace tanto tiempo que no veo la posibilidad de disfrutar una sustancia, la euforia se me queda atragantada negándome una retirada hasta que no consigo digerirla. Me quedé con mi otra amiga, la “más puta”. Por momentos era como haberme quedado sola y en otros momentos era como estar ante una autentica maestra de la vida, bueno, para ser más exactos, de la mente masculina… una asignatura que en ciertos aspectos tengo atravesada. No me quedaba otra opción que quedarme con ella hasta el final, esa "noche" dormiría en su casa.
No sabría como llamarle o qué decir del último local al que fuimos, solo sé que cuando entré allí me sentí miss universo, sí, ya lo sé, las comparaciones son odiosas…es por el 90% ese que os hablé antes… si es que el día menos pensado ya me veo yo explotando mi imagen, cosa que siempre me dice esta amiga “es que tú no te explotas, chica”. Nooo, claro que no me exploto… estoy que exploto! Pienso yo. El caos mental-emocional no es algo muy llevadero.
Mientras ella charlaba y charlaba con un tipo, al que, según ella, le sirvió muchos cafés, otro desde la barra la miraba con un amor que jamás antes mis ojitos habían percibido en un hombre.
Se lo dije a ella. Qué va!, me quiere como a una hermana, me dice.
Me lo presentó, y os juro que por cómo me hablo de ella y la cara que ponía al hacerlo, mi sensación era de que ese hombre la amaba, la quería, estaba enamorado de ella…un alma gemela, yo que sé… lo más de lo más. Se lo volví a decir a ella, en plan “ tía, que este tío te quiere… pero es que te quiere muchísimo, y es buena persona, y físicamente tampoco está tan mal” Ella me miraba y se sonreía, y como acariciándome con sus palabras me lanzaba un tierno “qué no…”. Y el tío tiene novia. Pero te ama a ti. Qué tontiña eres. ¿Quién es tonta? Puede que yo. Y es que para cosas debo serlo, y mucho además. Me daba igual, yo sé distinguir el amor, claro que lo sé, si ella no lo ve, ella se lo pierde…bueno, y yo por lo visto, también. Siguió con su verborrea con ellos, y yo, mientras el sueño me vencía, dejaba que mi cuerpo y mi mente acompasasen la música, no tenía ganas de hablar con nadie, entré en un estado de absoluto bienestar hasta que noté unas manos en mi cintura que me hicieron abrir los ojos, no había nadie delante, giré mi cabeza y vi a un tipo con los ojos cerrados, con cara de felicidad, supongo que tal cual estaba yo… lo que me temo es que él había entrado en otra fase del sueño y había empezado a soñar sabe Dios qué… Salí más que pitando dejando sus manos colgando, y sus sueños para él solo. Me dirigí al servicio, la primera puerta que vi, le pregunté a una chica si aquello era el de “tíos” o el de “tías”, ella me miró con cara de incredulidad, asombro, quizás no me había entendido, se lo volví a preguntar y sin responderme abre la puerta diciéndole a unos cuantos a carcajada limpia mi pregunta….qué vergüenza, por Dios! cuando detrás de aquella puerta vi la luz del sol, asfalto y edificios…y a unos cuantos clavando sus ojos en mí mientras iban asimilando las carcajadas y lo que aquella chica les contaba.
El local se vaciaba, los camareros recogían…pero parece que para nosotros la noche seguía, y nos recorrimos la urbe entera a por un local para desayunar, todos cerrados. Ellos nos siguieron todo el rato, en realidad la seguían a ella. Al final, uno se retiró, cansado de dar vueltas por los callejones como un gato en celo. El otro se quedó, y aquel amor que yo había visto en sus ojos se convirtieron en tentáculos que intentaban deshacerse de los cordones del top-corsé y de los pantalanes que ella vestía…se intercambian palabras contradictorias de cariño desgrasado...o grasuposolapañoso.
Mientras, me apoyé al coche .
Mirando las gaviotas, las nubes y el sol resplandeciente, que solo hace los domingos que trasnochas, detestando haber vuelto al asqueroso vicio del tabaco, fumaba mi enésimo pitillo. Las gaviotas chillaban, las calles hablaban en el silencio de su vacío, los edificios permanecían despiertos mientras su contenido dormía. Algún pescador habrá madrugado para pillar la marea, pensé. Alguien de vida apacible habrá salido a hacer deporte...
…y veo una belleza en esa ciudad que nunca antes había visto.
Ellos seguían con sus intríngulis que llegaban a mí como un ruido de relleno para el paisaje de mi mundo. Decían… no sé, cosas muy raras entre las que estaban, a mi entender, faltadas de respeto. Esta amiga mía por lo que veo tiene muchos mundos ocultos.
Y pienso en las palabras de ella ¿Como a una hermana?
Y pienso en las palabras de él… Como me has dicho? Cual única era ella? Cuanto la querías?
Asignatura pendiente, sin septiembre de recuperación.
Remato mi pitillo, y en un suspiro, lanzo mis palabras a ese sol…
aaaayy…Amor…amor…amor…
iros a la mierda los dos y llevarme a la cama, por favor, que me muero de sueño.
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Aclaración por los adjetivos utilizados con mis amigas:
La palabra “puta” sin peyorativos…
Ah… y “intelectual” tampoco.