miércoles, 22 de septiembre de 2010

En tres segundos se roba un beso

Juro que no fui yo.

Fue él quien me lo robó.

¿Cómo iba yo a sospecharlo?

Su amigo loco por mí.

Y él con su guapísima novia.

Me robó un beso… me pilló desprevenida.

Yo jamás se lo daría.

Yo solo lo estaba pasando bien.

No fui yo.

Su amigo me dice cosas preciosas y lo intenta… pero no, mejor no, no tenemos nada que ver.

Él está con Nía, guapísimos los dos, muy buena pareja.

Nía se va.

Él me quiso convencer de que me liase con su amigo.

Yo sonreí y dije que NO.

Ya se iban, él remoloneó sus pasos para quedar el último, y en vez de salir, cerró la puerta quedándose dentro y sin testigos aseguró su hurto. Así… sin más, sin previo aviso, sin yo intuirlo siquiera…me lo robó.

Tres segundos y se dio a la fuga.

Casi sin tiempo de reacción, me pilló indefensa y confiada.

Atrapé su brazo mientras huía para darle su merecido... pero al traerlo frente a mí, la vergüenza de lo ocurrido me hizo esconder
mis labios entre mi pelo y su oído
purgando un susurro de cobardes palabras:
“no se lo digas a nadie” …
y solté su brazo al mismo tiempo que le arrebataba
a su boca lo que era mío.

3 comentarios:

delgaducho dijo...

Genial.
Hiciste muy bien aún presa del rubor en recuperar (inocentemente por supuesto) aquello que era tuyo.

Anónimo dijo...

Y que no vuelva a suceder! (Te faltó decir) Un bico. Noel.

pasaxeira dijo...

jejeje, hice bien? lo dudo
A veces ando tan sobrada de palabras y otras... parece que se comió la lengua el gato, pero bueno, así fue, ahora ya pasó.

Besos pa los dos! y aquí regalados nada de hurtos