Tal vez nunca hubiese un remedio. La causa era punzante, un desatino del destino.
Unos pies pesados, unas manos desigualmente torpes, unos ojos empañados, que no miran y cuando lo hacen, lo hacen en direcciones disparatadas. Un volar dormido y un cerebro enmarañado.
ABRIL - you´re an artist
Hace 2 semanas
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