sentí tu latido en mi espalda, y el respirar de tus pulmones en mi nariz, estabas alli palpintando en todos. Yo te sentí, y me embriagué. Los altos troncos saludaban al ritmo de la música y el mar hablaba de sí. El sol se iba destelleando plata, y luego rojos, la luna mirando, aguantando el relevo. El momento en sí, arte puro, espontaneo y efimero. Quisiera deshacerme en todo ello y fluir en la belleza de la vida, y queriendolo tanto enloquezco y quiero estallar para lograrlo. Barreras.
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