jueves, 26 de agosto de 2010

Ludovico




Aquí estamos, esto es Ferrol. Hoy estoy despierta, y no quiero pararme a pensar mucho en esto, porque si no empezaré a dormir de nuevo con pasos destructivos por los laberintos de mi mente. A veces, pellizcos, palabras, hechos… son darditos que me hacen darme cuenta en parte de como funciono, pequeños despertares para ver lo mal que funciono la mayor parte del tiempo.

Una jodienda, es mi cruz, yo misma la porteo.

Punto y aparte.

SER PRÁCTICA
QUITAR TRASCENDENCIA A LAS COSAS
ESPIRITU CONSTRUCTIVO
HACERME A UN LADO DE MI MISMA

No importa, vale, lo dejo a un lado porque hoy florece la voluntad del ser, no sé cuanto tiempo mantendrá la llama viva, pero hoy está… y santas pascuas benditas.
Descubriendo a Ludovico Einaudi…bello, bellísimo. Lo bueno de la soledad son estas cosillas, estos momentos de paz.
Yo solo quiero una vida tranquila, solo quiero tranquilidad, es lo que más deseo, porque los breves y escasos momentos en que ese deseo se cumple, es tan, tan, tan…maravilloso y reconfortante…y puede ser tan simple y tan difícil al mismo tiempo. Solo hay una barrera que está en mí.

………..
Es tiempo de higos, cogeré los más mientras el tiempo me lo permita, allá, en mi montaña, en mi verde, en mi refugio… donde se mezcla el suave de mi voz, donde reconozco a las hojas al caer. Allá donde el otoño se vuelve bello, donde reconozco el sabor del agua fresca, donde la gente te está queriendo y cotilleando al mismo tiempo, donde cuando veo un rostro presiento si hay sonrisa o llanto. Yo vengo del verde, mestiza del gris ciudad y es que… cuando estoy en el gris me siento verde y cuando estoy en el verde me siento gris,sin encajar a la perfección en ninguno de los dos...y ahora, me voy a tomar algo...aquí estamos, en Ferrol.

1 comentario:

Ángel Iván dijo...

Nunca leí usar como catarsis recoger higos, jeje, si funciana corre a la oficina de patentes y marcas.
¿Sabías que estuve en Ferrol vestidito de popeye durante mi tiempo de instrucción? no obligaban a salir de bonito a la calle, no veas como picaba esa lana de mil demonios y lo mal que sienta el Lepanto.
Besotes.