lunes, 10 de enero de 2011

Creo que mi montaña me sana, aunque hoy sus horizontes estén más grises que verdes, da igual, me sana.
Es extraña esta enfermedad mía, muy extraña.

Comienza la cuenta atrás para que terminen las obras de la casa, y me tarda, me tarda muchísimo, aunque la decoración final sé que me estresará enormemente. Las dudas e indecisiones generan en mí un malestar insoportable.

Sigo sin estar bien, la desgana gana la batalla la mayor parte del tiempo. Las conclusiones a las que llego, como siempre, es que tengo que cambiar de vida o cambiar yo…no sé cual de las dos opciones será menos dificultosa o más conveniente…

2 comentarios:

Ángel Iván dijo...

Todo termina pasando querida, más que nada porque no hay cuerpo que lo soporte, jeje.
Verás como con el mayor de horas de luz solar, todo pintará de otro color o por lo menos es lo que me pasa a mí.
Besotes.

Enol dijo...

Ponte buena amiga, haz lo que tengas que hacer para conseguirlo, pero haz algo. Estar mal no es una opción.
Feliz año, y suerte.