miércoles, 6 de julio de 2022

Donde pongo la vida pongo el fuego de mi pasión volcada y sin salida. Donde tengo el amor, toco la herida. Donde dejo la fe, me pongo en juego.
Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego vuelvo a empezar, sin vida, otra partida. Perdida la de ayer, la de hoy perdida, no me doy por vencido, y sigo, y juego.
Lo que me queda: un resto de esperanza. Al siempre va. Mantengo mi postura. Si sale nunca, la esperanza es muerte.
Si sale amor, la primavera avanza. Pero nunca o amor, mi fe segura: jamás o llanto, pero mi fe fuerte. (Ángel González) A veces, aunque nadie lo perciba, expongo tan abiertamente mi corazón herido a querer así, porque sí, sin medida, que se me va la vida en ello.
Tal vez fallé yo, tirándome al agua sin esperar a verme reflejada en ella.
Tal vez me ciegue, tal vez no sé si sé ver o no. Y si mi alma llora, si se inquieta y si te aclama, y si se me escapa resbalando entre las rocas que encuentra al paso. ¿por qué resbala? ¿por qué eres roca? cada minuto que espera el guiño cada minuto sin mano tendida Refleja lo que es mi vida La ilusión de una vida O una vida perdida de no llanto Insensible a miradas a palabras al tacto de una mano. Esquinas ególatras inocentes miradas desahucian mi estima.
Recogí mis cartas, mientras sujetaba fuerte las que me quedaban y no lloré. Mi gesto permaneció inmóvil en la neutralidad. El fingió quererme como se quiere a quien más quieres. Es el farol más farol que bien jugado es el mejor de los mejores… y el que más duele. Esta vez no. He decidido no volver a apostar. Hice las maletas, de nuevo vacías, y apresuré el paso. El paso que me lleva al olvido. Me dejaste ir, sin un temblor en el corazón, solo alivio y un ego dolorido instalaste en el mismo lugar que yo cedí al dolor.

No hay comentarios: