Necesita una buena reparación. Está visto que solo yo entiendo de sus cuidados. ¿Puedes callarte un rato? No volveré a dejártelo hasta que se encuentre en buen estado. Vale, está bien, después podremos subir a los tejados, disfrazarlo de la llave de paso que regula el caudal amado y jugar con él un rato. Pero antes debiera anestesiarlo, sin embargo el condenado... no me deja ni tocarlo!
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