Las habitaciones eran abiertas y comunicadas, el pequeño salón comedor era el corazón, cálido corazón.
Caminaba ensimismada lentamente observándolo. Antiguo, lleno de cosas.... antiguas fotos familiares decoraban casi toda la pared. Cosas apelotonadas en los estantes, desorden preciso... cargadas de hogar. .. hogar, hogar y más hogar….no pude evitar ensoñar con él y su vida, fascinarme e incluso enamorarme durante aquella noche. Notas que vibran… y su cama…la contemplé. Simulaba un espacio donde flotar, donde desaparecen todos los miedos, todas las derrotas y todos los anhelos, un suave y cálido refugio lejano de todo tipo de tempestades que no provengan del amor. Tuve ganas de echarme, acurrucarme y quedarme durante una larga noche a dormir en ella. Rescatándome de mi ensoñación, su canturreo y transparente alegría regresaron de la cocina con una cena improvisada, salsas y vinos exóticos. Hubiese jurado que rondaba los 40, aunque con espíritu de 30, pero no, rondaba los 50. Todos bebimos vino menos su mujer. Bromas, música, vino, licores, extrañas salsas, picantes, dulces, agrias… convirtieron aquella improvisada velada en un oasis de felicidad pasajera.
Creo que a mi amiga le gusta, no me lo ha confesado directamente, pero aparte de que su expresión se ilumina cuando habla con él, me lo verifican comentarios como “esta pareja no pega…” “me recuerda tanto a mi ex!” …
Yo me divierto mucho con el grupo. Pero solo él ha encontrado la llave de mi humor… y consigue hacerme reír tanto! Cosa nada fácil en estos tiempos de tristeza que corro.
Quise ayudar, repartí las copas… su mujer no la quiso.
-Venga mujer, ¡tómate una! ¿ por qué no?
-Porque tengo que conducir
-¿a donde tienes que ir?
-¿Cómo que a donde? Me voy para mi casa!
Me quedé con la copa colgada al asombro… aquel salón corazón giró su orientación a través de un multicolor caleidoscopio…
Recuerdo que una conocida común me dijo que él era el marido de ella... ¿Cuál sería la verdad?
No sé por qué me importó tanto, jamás imaginé que fuese a importarme tanto.
Las veladas se terminan con la primera despedida, mi amiga se fue. Poco más tarde los otros comenzaron a decir que se iban, y a mi… no me quedo más remedio que decirlo también…pero yo no quería, yo solo quería quedarme allí, en aquel salón corazón el resto de mi vida sin más razonamientos.
MARZO
Hace 6 días